El día que Michael nos dejó...

Hoy lloré, es un tumulto de sensaciones, sentimientos de madre, de música, de historia familiar, de recuerdos…
A los que nos gusta la música, creo que me entenderán, los que asociamos detrás de cada tema musical alguna historia, una relación sentimental triste o alegre, un sentimiento vivencial, aunque suene redundante.
Vi la trayectoria de este artista, y en cada pasaje, había un recuerdo de esa época, especialmente la niñez de mis hijos, a quienes nunca les atrajo el baile, por lo tanto no fueron ni son buenos para bailar, y menos para deslizar los pies como él, pero sí, al igual que yo fueron y son amantes de la música, y las imágenes danzan en mi memoria, sus sonrisas, sus miradas cómplices de acuerdos compartidos, para pedir los cassetes (en esa época), de Michael Jackson, y por supuesto, otros artistas del momento, o los juguetes de moda.
Hoy mis niños ya no están en casa, y lloré, analicé algunas cosas, me cuestioné otras, decir adiós a este gran artista, fue como decir adiós a la infancia de mis hijos.
Si, se fue un gran artista, su vida personal, lo bueno o malo que se diga o se piense de él, que las cirugías, que el color, que etc. etc., en resumidas cuentas, el juzgar no es mi tema, lo que cuenta para mi, es su genialidad como bailarín, como cantante, lo que dejó con su música en nuestra historia de vida,
Mientras disfrutábamos con papá, el video de Michael, lamenté que él con toda su genialidad tan eléctrica, y con esa sonrisa tan encantadora, no haya logrado ser feliz, siendo que con su arte hizo feliz a gran parte de este mundo. Creo que todo ser viviente merece ser feliz, y si algo o alguien te pone trabas para serlo, hay que luchar por ello, hasta conseguirlo. Porque ser feliz, no significa estar libres de problemas o imprevistos, ser feliz significa para mí, saber convivir con ello sin que te superen.
Sí, cuando lo supe, lloré.
Gracias al cielo, que mis hijos siempre vuelven a casa, y cuando vuelven, son aún mis niños, mis niños queridos, con más niños.